En el año 1609 Galileo logró construir, por primera vez, un telescopio con una lente de sesenta aumentos. Ese objeto "realmente admirable", que le proporcionó una visión del universo completamente desconocida hasta entonces, se convirtió en uno de los principales desencadenantes de la revolución científica. Más de cuatrocientos años después, Gaia, el observatorio espacial de la Agencia Espacial Europea, se encuentra en órbita para cumplir una ambiciosa misión: proporcionar nuevos conocimientos para que el universo, "ese grandísimo libro que está continuamente abierto delante de nuestros ojos", en palabras del propio Galileo, deje de ser un "oscuro laberinto".
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