El informe que el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente presentó en 2013 es tajante: el mercurio supone una amenaza global para la salud y el medio ambiente. A pesar de ser extremadamente tóxico, está presente en multitud de objetos cotidianos y en los más variados procesos industriales, además de emitirse a la atmósfera en grandes cantidades como consecuencia de la masiva combustión de carbón para obtener energía. La historia cómo este valioso pero nocivo elemento llegó a convertirse en un grave problema de salud pública comenzó hace miles de años.
Las zanahorias son un excelente alimento. Son ricas en vitaminas y minerales, y nos ayudan a mantener una dieta sana y equilibrada. Pero ¿por qué son de color naranja? Vamos a intentar arrojar algo de luz sobre este asunto.
El radón, un gas radiactivo que emana del subsuelo y que tiende a acumularse en las viviendas, es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco en multitud de países, según la OMS. El Consejo de Seguridad Nacional y la UNED han elaborado el primer mapa que delimita las zonas con mayor riesgo de exposición a este gas en la península, lo que abre la puerta a la implementación de políticas de protección. La Organización Mundial de la Salud lleva años avisando: los casos de cáncer de piel provocados por la exposición al sol no han dejado de aumentar desde principios de los años setenta. Envejecimiento prematuro de la piel, quemaduras, cataratas o aumento del riesgo de sufrir enfermedades infecciosas son otras consecuencias que puede tener una exposición excesiva a la radiación ultravioleta. La radiación ultravioleta no se ve, y tampoco se siente. Sin embargo, puede causar enormes daños en el organismo. La historia de cómo una radiación que se origina a una distancia de millones de kilómetros puede tener efectos tan perjudiciales sobre la salud comienza en el interior del sol. 17 de octubre de 1969. Willard S. Boyle, director ejecutivo de la Sección de semiconductores de los laboratorios Bell (Nueva Jersey), y George E. Smith, jefe de departamento en dicha sección, se reúnen en la oficina del primero para tratar un asunto de capital importancia. Si no logran encontrar una alternativa que pueda competir con la por entonces prometedora tecnología de "memoria de burbuja" para el almacenamiento de datos, los fondos de su sección de semiconductores se transferirán a otros departamentos de la división de electrónica. Boyle y Smith se ponen manos a la obra y, en poco más de una hora, logran esbozar la estructura básica y los principios de funcionamiento del CCD (charge-coupled device o dispositivo de carga acoplada). Su invento nunca llegaría a ser comercializado como dispositivo de memoria, pero a cambio pasaría a la posteridad en otro terreno que sus creadores enseguida vieron evidente: el CCD marcó el inicio de la era digital en la fotografía. |
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